sábado, 22 de noviembre de 2008

Historias que no merecen la pena recordar I

UNA DE SUPERFICIALIDAD


Taconeaban el suelo dejando marca y movían con gracia sus caderas contoneándolas con cada paso. Se sentían reinas de un pueblo de cuento de hadas. Buscaban poseer la ropa más exclusiva a cualquier coste. Se comportaban como su propio Dios esculpiendo sus cuerpos. Y, ante todo, sus cabezas no podían tener ninguna preocupación aparte de la larga melena, que con tanto cariño habían cortado, peinado y coloreado día tras día en famosas peluquerías. Se llenaban de orgullo por haber gastado grandes sumas de dinero en ser igualitas que un muñeco de cera. Pero estas podían pasarse largas horas al sol que nunca se derretirían. Se reían al ver los defectos físicos de sus compañeros de mundo menos agraciados. No comprendían que no gastaran hasta el último pellizco de orgullo que les quedase en ser perfectos. Ellas ya lo eran.


jueves, 13 de noviembre de 2008

Juegos para dos (Capítulo 3)

Sofía se había dado cuenta que la única forma de solucionarlo era yendo a verle en persona y hablando con él cara a cara.

Desde que lo decidió hasta que se encontraba en la puerta de la casa de Marcos no pasaron más de 10 minutos. Bastante nerviosa, llamó a la puerta y esperó. Cuando escucho como se acercaba a la puerta se puso a un lado pegada a la pared esperando que no le viera por la mirilla. Se sentía como una niña pequeña, evitando afrontarse a sus propios problemas.

Marcos miró por la mirilla y no vio a nadie. Unos segundos después apareció Sofía cabizbaja. Abrió la puerta y esperó a que ella fuera la primera en hablar. Sofía simplemente alzó la mirada, una mirada de disculpa, y abrazó a Marcos apoyando la cabeza en su pecho. Él puso su mano en la espalda de ella y la arrimó con fuerza. Podía notar como él estaba oliendo su pelo. No le molestó, de hecho empezó a respirar más fuerte aspirando el olor de la camiseta de Marcos. Esta vez fue ella quién le miró fijamente y le dio un beso sin apenas darle tiempo a reaccionar. Pero no fue corto y sencillo. Fue un beso largo y lleno de sentimientos ocultos. Desde ese momento ambos sabían que las palabras sobraban.

Tras dejar exhaustos y entrelazados a sus cuerpos en la cama, él dormía y ella acariciaba las sábanas, rememorando cada segundo que le había llevado a este ese mismo instante.
Sofía decidió que era hora de hablar a pesar de que Marcos no la escuchase.

- Sé que con una disculpa no valía. Que tenía que verte para saber qué era lo mismo que yo quería. Pero ahora te vuelvo a pedir disculpas por algo diferente. Te pido disculpas por no ser tan lista como tú, por no ser tan valiente, por no ser tan madura. Te pido disculpas por haber tardado tanto en darme cuenta, por no haberme enfrentado antes, por no saberlo afrontar con cordura. Te pido disculpas por no saber que hay cosas en las que hace falta que dos personas colaboren para que funcionen, que hay cosas que son juegos para dos. Estoy segura de que valdrá la pena probar. Segura.

Cogió la mano de Marcos, la puso bajo su mejilla y se quedó dormida mientras notaba el roce de su piel.